SALTO Proyectos

La casa se da la vuelta: la cocina, antes trasera y abierta a patio, se traslada a la fachada principal y se hace partícipe de la luz directa y las vistas al centro histórico. Su uso se hace compatible con el de salón-comedor, de modo que todo el programa de la zona de día queda unificado en una sola pieza de concepto abierto.

La gran baza de este espacio son los amplios ventanales, que quedan homogeneizados por el gran plano de tela de las cortinas. Con la ayuda de los matices de color —aplicando tonos más claros en el espacio abierto y más oscuros en el pasillo y las habitaciones interiores— se busca un efecto óptico que separe la zona social de la privada y que acorte la sensación de gran longitud del antiguo pasillo. El nuevo concepto espacial y los colores y materiales sutiles proporcionan una atmósfera ligera y refinada, una experiencia doméstica acorde con las nuevas maneras de vivir, más despreocupada, más flexible y, sobre todo, más hedonista.