El encargo nace del promotor del primer café de especialidad en Granada, La Finca Roasters, que comenzó a tostar y servir su café en un pequeño local de la calle Colegio Catalino, en un entorno único entre la Plaza de la Catedral y la Plaza de La Romanilla. La propuesta se centra en el producto como punto de encuentro y ocasión para detenerse. El elemento central del diseño es un banco semicircular que organiza el espacio, separando la zona de entrada de la zona interior de mesas. Este banco alberga un área de degustación que ofrece una atmósfera cómoda y cercana, ideal para disfrutar del café en compañía. El proyecto también se organiza en torno a la apertura de la fachada, con un mostrador y ventana de guillotina que permite tanto la venta hacia la calle como la degustación en una pequeña barra al exterior.

La materialidad pretende ser discreta y coherente con el tono desenfadado y artesanal de la marca. Se opta por plaquetas de azulejo artesanal, fabricado en Granada, en terracota natural y vidriado en tonos azules. Estas piezas se acompañan con detalles en negro a contraste en barras, carpinterías y accesorios de cocina, dando lugar a un contraste que mantiene la cohesión del espacio.

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